
Aquí, en Mallorca, y supongo que en muchos otros puntos de España, cuando aprieta la canícula el momento “café” se hace insostenible. Al menos en su concepción habitual. En el caso de los mallorquines lo que hacemos es recurrir a opciones más refrescantes. Y no me refiero sólo al café con hielo…
Una de mis alternativas favoritas es el chiringuito de la Costa de la Calma. Ubicado sobre unas rocas, este sitio te permite simultanear la sobremesa con unas vistas extraordinarias y un refrescante bañito en el mar. A pesar de estar situado muy cerquita de Palma, el agua que rodea este chiringuito siempre está cristalina y las características de su fondo dan de si para una zambullida con el tubo y la careta.
Aunque es bastante modesto, este chiringuito tiene mucho encanto para mí (sobre todo cuando el sol se acerca a la puesta). Eso sí, comodidades tampoco faltan: alquiler de sombrillas y hamacas, pequeño trampolín sobre las rocas, escaleritas de acceso y mil y un recovecos que le permiten hacer honor a su nombre.
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